¿Cuándo empezamos a aprender acerca del respeto?

Desde la más tierna infancia aprendemos esto con el «si» y el «no» de nuestros padres, y de su forma de vivir sus «si» y sus «no».

Nuestra relación con estas dos palabras: «si» y «no», condicionan todas nuestras relaciones internas y externas. Aceptar un sí, y aceptar un no, por encima de nuestro interés personal y nuestro deseo, es respetar.

Cuando tratamos de que otro vulnere su «si» o su «no», manipulándole de algún modo, para que su decisión pierda fuerza y ceda ante nuestras sugerencias, estamos vulnerando el respeto que hemos de tener hacia esa persona, colocando nuestros intereses o nuestro deseo por encima de la aceptación de su decisión.

Esta forma de obrar, me sugiere la manipulación a la que nos sometemos nosotros mismos, pues al igual que manipulamos las decisiones de otras personas, nosotros, boicoteamos nuestras propias decisiones, haciendo que nuestro «si» o nuestro «no» carezca de fuerza y cedemos al deseo o al interés del momento.

Así pues si no respetamos nuestros «si» o nuestros «no», es complicado que otros los respeten. El niño pequeño que conoce la debilidad del «si» o el «no» de su padre o de su madre, buscara salirse con la suya y tener lo que desea, manipulando la decisión del padre que es débil ante cualquier tipo de emoción o circunstancia con la que su «si» o su «no» deja de existir.

Obligarnos a nosotros mismos a hacer lo que no queremos hacer, nos condiciona, es no sabernos respetar, lo justifiquemos como queramos, es obligarnos a decir a nuestro «no» que no vale y hay que hacerlo, invalidándonos de este modo y no respetando lo que sentimos.

El estudio de estas sencillas decisiones, para saber de dónde procede nuestro «si» y nuestro «no», para saber que emociones llevan parejas, que formas de pensamiento y de emoción condicionan que digamos «si» o «no», que deseos o intereses condicionan también nuestro «si» o nuestro «no», implica saber si es correcto decir «si» o «no» a alguien, o es algo condicionado en nosotros, que la otra persona puede que no quiera o no tenga o no deba de aceptar, o vea que puede primero tratar con nosotros la causa real de nuestra decisión y una vez que hemos visto porque realmente decimos «si» o «no», elegir si nos hace caso o no.

El deseo, el interés y otros condicionantes, vulneran el respeto a estas sencillas palabras. Hay personas que se vuelven irascibles cuando no las hacen caso, cuando no respetan su palabra, gritan para imponer su autoridad y que prevalezca su decisión.

¿Quieres aprender a respetarte? Empieza por saber aceptar que te digas tú a ti mismo «si» o «no». Conócete, observa porque quieres algo, porque lo deseas, entonces di «no» a eso que deseas y aprende de todo lo que te dices para alimentar el conseguir lo que deseas, aprende de las decisiones que te creas con ese «no» a algo que deseas. Luego de ver esto, di ahora que «si» a lo que deseas, y observa todo lo que te dices y como son las emociones asociadas a este «si». Aprende como cambia tu sentir y tú obrar en función de satisfacer tu deseo, observa por encima de cuantos obstáculos y personas pasarías solo por alcanzar lo que quieres.

Respeta el «si» o el «no» de alguien, empieza por respetar sus decisiones aunque veas que proceden de un comportamiento condicionado de su psique ante sus temores, pero acéptalo, no trates de cambiar su decisión, déjale que viva su decisión. Arregla tú en ti todo lo que ha surgido, emociones y pensamientos, ante su decisión, haz las paces en ti mientras aceptas su decisión por mucho que te importe la persona, la situación o tu interés sobre el asunto.

Empieza por respetar el «si» y el «no», mira y observa cuando dices «si» o «no», observa cuanto duran, cuando los cambias y porque, conoce si existe en ti tu propia manipulación para convencerte de que puedes hacer algo a lo que te has dicho que «no». Conoce que es manipular entonces, conoce si es correcto, si está bien hacerlo, si quieres seguir manipulándote y manipulando, ve a donde lleva la manipulación y que enseñanza emocional deja en ti.

Trata de ver esto como si educaras a un niño, permitiéndole desarrollarse libre en su aprendizaje, dándole la comprensión oportuna para que el por el mismo elija con libertad que hacer, sin condicionar su decisión, con sabiduría, sin reprimir, sin reprender, sin castigar, aprende a que tus sencillos «si» o «no» sean tan firmes que los respeten, porque tú los respetas los tuyos y los de los demás.

Si, querido amigo, el respeto es así de sencillo, aceptar la decisión de otro por encima del propio deseo, saber que no tienes por qué aprender a frustrarte si aprendes a decir, o decirte «si» o «no» sin estar influenciado por un interés o un deseo. El mecanicismo mental de muchos está condicionado solo por este sencillo hecho, saberse poner límites con su «si» y con su «no». Saber que igual que tu respetas el «si» o el «no» de otra persona, respetaras tu decisión cuando la tomes y te mantendrás en ella con firmeza.

Esta lección que expongo no es sencilla, pues desde la más tierna infancia ya somos educados en una manera en la que crecemos siendo como nuestros mayores eran para sí mismos, y la forma en la que en ellos prevalecía su «si» o su «no» es la medida en la que prevalece en nosotros y la forma en la que educamos a nuestros hijos y nos relacionamos con nosotros mismos y con nuestro entorno.

Ponte a prueba durante una semana, baste un «si» o un «no», sin más explicaciones, sin más justificaciones para que comprendan tu decisión, entiende que todo esto que tratas de decir es tu propio refuerzo para estar seguro de tu decisión y de que no te la quebranten o la quebrantes. Solo un «si», solo un «no», con sinceridad, que vaya en línea con tu sentir, permítete sentir como te sientes con las decisiones que tomas. Aprende que te hace cambiar de decisión, conócete. Conoce lo que es el respeto.

Conoce si tus decisiones están condicionadas por tu forma de ser y esto te impide respetar lo que sientes realmente que deberías hacer, haciendo algo con lo que no te sientes bien. Conoce a tu mejor maestro, tú mismo.

Saber dar y recibir viene a ser como saber decir «si» o «no».

Cumple tu palabra.

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