De un tiempo a esta parte, estoy viendo como numerosas personas van tomando bando, colocándose unos, en el lado de la ciencia, otros, en el lado de las terapias alternativas y tal vez otros, complementando ambas.

En esta revista no tratamos de tomar bando, más bien quisiéramos crear armonía y fusión de ideas, una complementación coherente y justificada. Ante mi experiencia, sólo puedo narrar mis hechos, lo que yo he visto, y cada cuál a la luz del texto, elija pensar como buenamente pueda y quién sabe, tal vez, hasta pueda llegar a tener paz entre las dos posturas.

Hace unos meses, una pobre mujer, llegó a urgencias a un hospital. El médico que la atendió se hizo consciente del estado de su pecho, afectado por un cáncer de mama, y de cómo las terapias holísticas habían derivado en que esa persona terminara allí y poco después muriera.

Unos días después se remitió una carta a la ministra de sanidad, en la que se pedía el fin de estas prácticas, su regulación y su ordenación. Los abajo firmantes de la carta, eran médicos con una experiencia amplia en su sector. Véase la carta en el código QR. QR: http://www.apetp.com/index.php/carta-abierta-a-la-ministra-de-sanidad-maria-luisa-carcedo/)

¿Qué deciros? Comprendo el miedo de las personas a morir y el querer continuar viviendo al lado de los suyos, entiendo que una persona que no le dé más esperanzas la medicina, busque cualquier medio para seguir teniendo una vida. Puedo incluso entender a las personas que, teniendo un tratamiento médico, busquen complementarlo con otro alternativo. Puedo entender la crisis, y la búsqueda mediática de dinero por parte de muchas personas, realizando labores sin fundamento y que ponen en entredicho la totalidad de un sector alternativo ya de por sí bastante tocado. Puedo entender y comprender el sistema de creencias de unos y otros para decirme o argumentarme cualquier cosa acerca de una enfermedad. Puedo entender todo y a la vez nada. No puedo entender que un ser humano embauque a otro y por dinero ponga en juego su vida y tampoco me es lógico que un sistema de creencias, sea tan cerrado que no esté abierto a contemplar la posibilidad del error.

Sí, del error. Tú puedes tener todo tú conocimiento y estar encabezonado en que dos y dos son cuatro, pero si tus premisas no son reales, nunca podrás sumar, y ahí está tu error, ahí está tú incapacidad para salir de tú sistema de creencias y decir que te has equivocado. Esto te permitiría contemplar que te puedes equivocar, y ser más precavido antes de afirmar que eres capaz de tratar con éxito una enfermedad. ¿Por qué? Básicamente, porque no tienes dos pacientes que reúnan las mismas premisas para llegar a los mismos resultados. Cada paciente es un mundo, por lo cual, no podemos asegurar un éxito en un entorno de cambio, podemos ofrecer un tratamiento y estar ahí para observar como progresa el paciente.

A ratos pienso si no hemos vuelto a la época de los “barberos”, donde te vendían hasta un elixir para que te creciera el pelo, un tiempo donde el poder de la iglesia reforzó su postura ante esos charlatanes que sugestionaban al pueblo y les sacaban el dinero. La postura se tensó un tanto, y a la medicina moderna, le costó un pequeño triunfo salir de las fauces de la iglesia para poderse fundamentar como ciencia, y es que a ratos esos barberos, sí hacían grandes pequeñas cosas.

En nuestro momento actual, ¿qué tenemos? Sí, mucha gente no especializada, que dice saber y que con su saber hace y dice que ha hecho.

Pongamos ejemplos:

Hace años surgió el Reiki en España. Una técnica energética, que canaliza energía de una persona a otra y produce unos efectos en las personas. Si buscamos ahora mismo anuncios de maestros de Reiki vendiendo cursos de Reiki, nos podemos sorprender la cantidad de ofertas que tenemos, lo cual, implica que hay una demanda considerable de personas que quieren conocer esta técnica. Yendo más allá, en al menos un hospital madrileño, pusieron esta técnica al servicio del personal sanitario y la estuvieron testeando durante un tiempo. Más adelante, se desvincularon de esta técnica y la sacaron del ámbito sanitario consentido. En otros países siguen trabajando con ella, en pos del bienestar personal de los pacientes.

Reiki, lo que actualmente muchos viven como Reiki, son tres niveles hasta alcanzar la maestría en el que las personas cambian en parte sus vidas. Pero Reiki, no es eso para su fundador japonés. Reiki, era una escuela de crecimiento, en dónde las personas se capacitaban a conciencia y se especializaban antes de realizar dicha terapia. Ahora mismo, veo que cualquiera se ofrece a canalizar energía, argumentando en función de cada cuál, lo que hace, que es lo que siente y que es lo que produce. Es decir, una técnica sensacional, se pone en manos de todos, al alcance de todos y se desvirtúa, pierde su valor y se termina perdiendo porque no es apreciada. Eso es lo que se está consiguiendo con el Reiki, porque, de hecho, ya no hay muchos que vivan una vida entera para cambiarse a sí mismos y hacer Reiki, con todos su preceptos y reglas morales, al modo de su fundador.

Mindfulness, muy señores míos. Me ponen un nombre anglosajón a una enseñanza que lleva ahí milenios, con el único fin de comercializar una parte de esta tradición, para que cada persona que la use se sienta un poco mejor. Es decir, de nuevo una parte del conocimiento, es expuesta, al alcance de todos, y gusta.

Es fácil de comercializar, pocos son los que avanzan por la senda de ese conocimiento hasta el final, pero muchos creen saber que saben. De hecho, si te das cuenta, un simple cursillo en alternativas y las personas se capacitan para dar clases a otros, ¿búsqueda económica? No te puedo decir, el caso es que tenemos alternativas sin especialización y mucha gente ofreciendo soluciones.

¿Y el Yoga? Comercializamos horas a la semana, para que la gente se encuentre mejor. Yoga es una actitud ante la vida, un estilo o forma de vida que se práctica todo el día y dura toda la vida. Nosotros comercializamos una parte de esta enseñanza, y profesores se forman en yoga. Sea como sea, gusta y es comercializado de nuevo, parcialmente.

Meditación. Estamos también comercializando la meditación, cuando los monjes orientales suelen estar más de ocho años aprendiendo a meditar antes de enseñar a meditar a otros. Al menos aquí, la ciencia ha explicado lo que ocurre con las ondas cerebrales en los meditantes, y han determinado que es positiva practicarla. Es decir, en parte, ha sido explicada por la ciencia.

¿Taichi? En su acepción, no de arte marcial, sino de equilibrio energético o emocional, o de alcanzar una armonía, entre cuerpo y mente, lo estamos comercializando. Y digo yo, todas las anteriores técnicas de bienestar personal que estoy enumerando, se basan en conceptos que no tienen todavía explicación por la ciencia, conceptos como chakras, canales energéticos, cuerpos sutiles, etc. y las personas encuentran algún tipo de beneficio psico emocional, pues deciden practicarlas, ¿curioso, cierto?

¿Crecimiento interior? El camino del Zen, del bushido, del gnosticismo, del cristianismo, del yoga, del sufismo, el camino de la mayoría de las escuelas religiosas, místicas, iniciáticas o espirituales de todos los tiempos, se están comercializando. El camino para llegar al alma, el camino para encontrarte con tu espíritu y encontrar tal vez la respuesta a la pregunta ¿Dios Existe?, se comercionaliza. Sí, las personas comercializan y venden esto, fuera del ámbito sacerdotal de cada cultura, para dar a otros un camino a seguir.

Sumo y sigo, ¿qué da valor entonces a algo? Sus benéficos económicos o sus resultados concretos, porque si algo se comercializa y funciona su venta, o bien es estupendo, o nos han engañado a todos. Entonces, ¿hasta qué punto son beneficiosos los métodos alternativos?

Puedo seguir enumerando nuevas técnicas que se basan en fundamentos orientales antiguos con nombres anglosajones comerciales, o técnicas que se están comercializando fuera del ámbito de tener una titulación específica, que acredite esos conocimientos. Pero todas estas técnicas, se orientaban a tener una mayor calidad de vida, y de ellas surgió un conocimiento que estimulaba la recuperación de la salud.

Unos conocimientos qué en la mayoría de los casos, no tienen aún explicación científica y que cada persona vive o somatiza en si misma a lo largo de su experiencia. Siendo esta experiencia, lo que es real para dichas personas y en las que se basa su titulación no especifica y no especializada, como tampoco avalada.

¿Qué puedo decir? A un pastor le sirve su experiencia para aprender a pastorear. ¿Quién soy yo para arrojar una piedra en el tejado de nadie?

Médico, sacerdote, policía, juez, abogado, enfermero, enumeran estas palabras a personas que tienen una profesión avalada por unos conocimientos. Puedo seguir enumerando profesiones. Pero en este caso, hablemos de lo que cuesta ser médico, porque de algún modo el conflicto se sitúa entre la medicina moderna y las terapias alternativas.

Creo que primero sueñas con ser médico, y luego decides que ayudarás a todos por tu juramento hipocrático. Es decir, eres un ser humano al servicio de la humanidad en su conjunto, y en base a esto, estudias. Estudias numerosos años, para poder ejercer una profesión en la que desarrollarás tu experiencia profesional. Sus detractores podrían decir que los libros o la farmacopea que usan, no es adecuada en función de sus creencias, incluso que les son dados por las corporaciones para mantener una línea de negocio, pero sea como sea, estas personas invierten toda su vida en su profesión. No dejan de estudiar nunca y desde el primer momento, se ofrecieron a servir al prójimo con sus conocimientos y con un afán innato, para salvaguardar su vida.

¿Es coherente entonces que escriban una carta a la ministra de sanidad, quejándose de la “salvajada” que han contemplado en las imágenes de twitter?

Si, por supuesto que es lógico, dentro del rigor científico y la coherencia médica, es ético el proponer estas bases a la ministra para terminar con los “barberos” de este siglo.

A día de hoy, la ciencia médica es la que determina que es medicina y que no lo es. Claro, tienen mucho cuidado en esto, pues son la ciencia, y les costó muchos años de esfuerzo salir de la superstición, para poder fundamentar unas bases universitarias sobre las que doctorarse como colegiados.

 

Ahora bien ¿Qué significa tener libre albedrio?

Hace unos años, una amiga mía me explicaba qué si tenía un papiloma de carácter negativo en el útero, no se trataría con quimio, ni con radio, pues en función de cómo ella pensaba, no quería pasar por eso, ella decía, que prefería morir y paz amen. Como mucho, buscaría remedio en terapias alternativas, por ver si tenía cura, pero no se pondría en manos de la medicina para recuperarla o sostenerla farmacológicamente. Yo la escuchaba y sufría. Si se daba ese caso, la perdería. Ella, no estaba considerando usar todos los medios a su alcance, medicina y técnicas alternativas para intentar paliar un problema de salud. Yo sufría, sí, porque ella no aceptaba el beneficio de la medicina, como una oportunidad de sanación, aún dentro de vivir los efectos secundarios de los fármacos. Yo, sufría porque la podría perder, sufría porque no quería perder a más personas que amaba, y, sobre todo, me irritaba muchísimo, la falta de coherencia mental en función de su sistema de creencias. Pero, la tenía que respetar, pues en su sano juicio, elegía libremente lo que quería que fuera de ella y como quería vivir su final, enfrentándolo con valentía y mirando a la muerte cara a cara.

Muchas personas en su sano juicio, libremente, fuman y beben, con los efectos secundarios que puedan tener estas acciones, lo eligen así, ¿quién soy yo para decirles que no lo hagan o para advertirles que el fumar mata o que el beber provoca determinados efectos en el cuerpo humano? ¿Quién soy yo, para derivarles a un profesional? Están eligiendo quemar etapas de su vida y aprender de esa experiencia con libertad. Dentro de mi criterio pueden estar equivocados o no, pero es su libre albedrio. Un libre albedrio, muchas veces condicionado, que determina qué quieren hacer con su vida, y, ¿de quién es su vida? Suya, ¿les tengo o les puedo proteger de sí mismos por mucho que les ame? No, no puedo y no debo, está en sus manos ser responsables de cómo quieren vivir, para que con los años sepan, cómo han elegido morir, en base a la vida que han vivido y al conjunto de las decisiones que fueron tomando.

Sí, es coherente que pongamos el grito en el cielo y clamemos, sí, pero no nos engañemos. Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

He leído de todo en los últimos días, desde el comunicado a la ministra, y he visto a personas cubrirse las espaldas para no ser enjuiciados por el entorno científico en base al trabajo que tienen. Sigo oyendo como la gente echa por tierra a “curanderos” y cómo se niegan a sí mismos lo que fueron, para quedarse en un lado de la postura y tener su sitio en el ámbito sanitario. Contemplo como algunos médicos dejarán a un lado un criterio alternativo, que tal vez pudiesen tener, en base a no ser vistos como “pseudo doctores”. Vamos, que los titulares de los diferentes medios han vendido lo suyo y, sobre todo, han creado posturas de rechazo, intentando tal vez vender más ejemplares.

Desde mi perspectiva, creo que he pasado de la postura del creyente en todo, a la postura del empirista más realista en hechos concretos, negando todo. Después pasé a la postura del creyente empírico, es decir, tuve una apertura de conciencia en base a los hechos. En ese tránsito, he visto cosas que la medicina no puede explicar, he visto curar una poliartritis reumatoide seropositiva en treinta segundos. He visto curar un nuevo caso de poliartritis reumatoide seropositiva en tres sesiones de 50 minutos. He visto movilizar brazos congelados en minutos y en segundos, terminar con lumbalgias y dolores varios en poco tiempo y todo sin ningún tipo de masaje, pues según me explicaba la persona, suponía intrusionismo en la profesión de los fisioterapeutas. He visto retirar dolores en segundos, retirar migrañas y paliar sintomatologías de fiebre en unas horas. He podido ver como retirar un catarro en pocos minutos y muchas cosas más, qué a mi criterio, cualquier persona rechazaría creer, tal vez por insólitas y no explicables. Esto, como poco, puedo afirmar que lo he visto en el ámbito de la sanación y para esto, la ciencia no tiene una explicación a día de hoy. Pero yo lo he visto, y sé que no miento. Entiendo que la ciencia no puede comprobar con rigor científico estos hechos, por lo cual, tampoco le sirve como modelo de estudio y testeo, para incorporarlo al sistema sanitario, pues más bien, son hechos puntuales y tal vez insólitos. Pero, si al menos una persona es capaz de hacer esto sobre otra, y los resultados son medicamente cuantificables, y se ha comprobado la recuperación del paciente por sus propios médicos, podría estimar qué, en determinados casos, las terapias alternativas son viables y tienen un factor de éxito en función de la causistica del paciente y de la labor o los conocimientos del sanador en cuestión.

Lo que también he visto es el engaño, la manipulación, vender humo en función de la necesidad de la persona y ser un “saca cuartos” y entiendo qué, por estos y por otros que alimentan la parodia, el sistema alternativo, hace aguas a todos los niveles. Como también, por ver, he visto como medios escritos desprestigiaban a la acupuntura China, incluyéndola con el resto de terapias alternativas, mal informando al usuario y encauzándolo, cuando la OMS (Organización Mundial de la Salud), en su informe: “Acupuntura: Revisión y análisis de informes sobre ensayos clínicos controlados” ya se ha pronunciado al respecto, explicando en qué casos considera acertada la acupuntura por tener éxito en su tratamiento. De hecho, conocemos como en la medicina tradicional china, la acupuntura es un medio de tratamiento a los pacientes.

Entonces, ¿no es un timo? Pero, ¿por qué estos medios se ven en la forma de rechazar esta técnica milenaria?

Se me ocurren dos motivos. Uno, que haga acupuntura cualquiera que no esté titulado como médico en China, desprestigiando el rigor de la misma, y dos, qué para mantener la coherencia de sus artículos, tienen que rechazar la acupuntura, pues aceptarla implica aceptar que el cuerpo humano, está irrigado por canales energéticos, qué a día de hoy, la ciencia no ha podido constatar como real o cierto. Por lo tanto, si aceptan la acupuntura, tienen que aceptar, o no criticar a otras técnicas que se basan en modos insólitos de cuidados, como es el Reiki, o cualquier terapia energética. Aceptando, que tampoco pueden demostrar con rigor científico, lo que realizan estas técnicas energéticas. El fondo de los escritos, creo yo, el miedo a lo desconocido, tal vez, o la política de mercado, quién sabe, condicionar el pensamiento social generando aprehensión, muy riguroso, o que, lo desconocido arrastre a muchos, a perder el control que tienen sobre ellos, mediático y captacional.

Por lo tanto, seamos coherentes y razonemos con lógica, veamos en que manos nos ponemos y no, qué miedos o necesidades tenemos. Observemos las características de la persona que nos cuida y empoderémonos de la responsabilidad de nuestras vidas y de nuestras decisiones, sabiendo que está en nuestras manos y cuando dependemos de otros cuidados.

Muchas veces escucho que los fármacos no son adecuados o que la medicación no es buena, escucho a personas de las “ciencias alternativas”, quejándose de la medicación y no lo entiendo, pues todo suma a favor del paciente para que esté mejor en base a sus circunstancias. Suman y siguen, echando por tierra las vacunas, por los metales pesados, o porque no son adecuadas, en lugar de ampliar sus conocimientos para saber realmente qué hacer con las vacunas. Y así todo. Desde mi modo de pensar, hay mucha creencia y gran ignorancia del potencial real del ser humano y de sus capacidades. Considero que preferimos a ratos vivir desde el miedo, que ser quién realmente somos con toda nuestra capacidad. También es cierto, que otras veces nuestros miedos son tan intensos, que no nos queda otra, que vivir desde ellos y que sea lo que Dios quiera.

Hace poco estaba recogiendo las manzanas de mis frutales, almacenándolas para su conserva, separadas, sin tocarse unas con otras, y con cuidado de no haberlas golpeado antes, para que no se estropearan. Pues colocadas de este modo, las manzanas tienden a arrugarse, a consumirse, (envejecer), pero una gran parte de su contenido es aprovechable y no se malhadan, aunque pasen un par de meses, sin estar en una cámara frigorífica.

Con esto, le dije a mi mujer, que qué lástima, que las personas no aprendan de la conservación de las manzanas, pues se lastiman unas a otras, se golpean y permanecen demasiado “apegadas”. Se causan traumas por no saber conservar su independencia, su libertad, saber ser. Por esto surge el concepto de la sanación, de la medicina, de los remedios naturales, de la farmacología. Los fármacos son lo que son, en el prospecto te pone lo que hacen y te explica lo que tienen y “san google” está ahí para que busques más información del fármaco que tomas, pero, te lo han pautado en función de una decisión, de un criterio de una persona que lleva años estudiando, tiene una experiencia y además ha firmado un juramento hipocrático para cuidar de tu salud. Considero que el paciente por su vida, ha llegado a un punto en que su sistema vital tiene que ser coayudado por algo externo y en función de sus creencias, elige la farmacología como alternativa. En ese nivel de conciencia es su solución, y es correcta. Para muchas personas es lo que les mantiene con vida, o les permite tener calidad de vida. Otras personas pueden abordar la solución al trauma, desde otra perspectiva en función de sus creencias, pero la persona que recibe el cuidado, tiene un nivel de conciencia especifico, y tal vez le va mejor seguir tomando su medicación que le aporta estabilidad, a la par que seguridad, mientras se expone a cualquier cuidado paliativo alternativo.

Considero que el sanador, el doctor en medicina, sea quien sea, tiene una responsabilidad y con ello, una sabiduría para saber respetar la libertad de cada ser humano, su libertad de elegir, también ha de conocer sus límites y lo que no puede hacer por esa persona y expresárselo con naturalidad. Y por supuesto, debe tener claro que todos a un lado y a otro, somos humanos, y cometemos errores, y en este caso, puede implicar la muerte de una persona. Así pues, ser médico tiene unos condicionantes psicológicos y una exigente presión de hacer las cosas bien, evitando con ello, cualquier sufrimiento humano. Y esto, el compromiso de cada uno para ejercer su labor con toda su profesionalidad y volcando todo su afán, es digno de respeto y de elogio.

Con todo y con eso, por muchas creencias, miedos o consejos, no recomendaría a nadie que dejara una medicación pautada por su facultativo, antes bien, la derivaría a este facultativo a considerarlo con él. No buscaría prometer nada a nadie, antes bien, me formaría en llevar paz a las personas en sus últimos momentos, para yo saber enfrentar la realidad de la vida. Al final del camino, se muere. El sentido de la coherencia, ha de primar por encima del miedo de la persona o de la ausencia de un juicio claro, en función de sus circunstancias. La búsqueda del dinero no ha de servir como excusa para engañar a un ser humano en esas circunstancias.

Por último, considero mi deber, recordaros a todos los que leéis estas líneas, que tenéis alma, y es ésta, la que elige cuando se acaba nuestra vida, y nadie puede condicionarla en esa elección. Cuando dije que no hay dos pacientes iguales, implicaba no solamente que las premisas sintomatológicas, y los condicionamientos de cada cual son distintos y pueden dar pie a resultados diferentes, también quería expresar que las personas tienen alma, y las decisiones del alma no entran dentro de la lógica coherente de la mayoría de las personas. El universo tiene otras medidas con las que rasa la vida.

Libertad como alternativa, supone también una apertura de conciencia de cara a respetar la elección de cada uno de vivir su vida como quiera, eligiendo con libertad exponerse a vivir aquello que les puede aportar sus respuestas, esas respuestas que sólo ellos necesitan. Supone no encerrarnos dentro de nuestro credo, y salir de nuestra zona de confort, para saber respetar la libertad de cada uno a experimentar la vida en función de sus creencias, tratando de tener una “empatía” conceptual de su credo. Supone un respeto a la libre elección de cada cual de responsabilizarse de su vida y elegir como quiere vivir. Todos sabemos que la vida no es sencilla, si consideramos la educación de nuestros hijos, sabemos que se exponen, no solo a nuestros consejos y cuidado, sino que también están expuestos a su entorno social y al sistema al que pertenecen. Por lo cual, la vida no es color de rosa, y tenemos que esperar con confianza que nuestros hijos aprendan por si mismos lo que nosotros ya tal vez hemos vivido. Ese respeto hacia su libertad de aprendizaje, es lo que expreso en el título de este artículo, “La Libertad como Alternativa”.

El libre albedrio, la libertad de elegir en cada etapa de nuestras vidas, es a mi entender, la máxima que rige este universo, y sobre la que se fundamenta la ley. Un libre albedrio respetuoso con el prójimo, sabiendo que tus deseos individuales condicionan la elección de las personas de tu entorno y qué desde esta libertad, cada uno con sus principios, su moralidad, su ética y con la responsabilidad de saber, que su vida es suya, y solo suya, ha de poder elegir que quiere hacer con ella.

Mindfulness, muy señores míos. Me ponen un nombre anglosajón a una enseñanza que lleva ahí milenios, con el único fin de comercializar una parte de esta tradición, para que cada persona que la use se sienta un poco mejor. Es decir, de nuevo una parte del conocimiento, es expuesta, al alcance de todos, y gusta.

Es fácil de comercializar, pocos son los que avanzan por la senda de ese conocimiento hasta el final, pero muchos creen saber que saben. De hecho, si te das cuenta, un simple cursillo en alternativas y las personas se capacitan para dar clases a otros, ¿búsqueda económica? No te puedo decir, el caso es que tenemos alternativas sin especialización y mucha gente ofreciendo soluciones.

¿Y el Yoga? Comercializamos horas a la semana, para que la gente se encuentre mejor. Yoga es una actitud ante la vida, un estilo o forma de vida que se práctica todo el día y dura toda la vida. Nosotros comercializamos una parte de esta enseñanza, y profesores se forman en yoga. Sea como sea, gusta y es comercializado de nuevo, parcialmente.

Meditación. Estamos también comercializando la meditación, cuando los monjes orientales suelen estar más de ocho años aprendiendo a meditar antes de enseñar a meditar a otros. Al menos aquí, la ciencia ha explicado lo que ocurre con las ondas cerebrales en los meditantes, y han determinado que es positiva practicarla. Es decir, en parte, ha sido explicada por la ciencia.

¿Taichi? En su acepción, no de arte marcial, sino de equilibrio energético o emocional, o de alcanzar una armonía, entre cuerpo y mente, lo estamos comercializando. Y digo yo, todas las anteriores técnicas de bienestar personal que estoy enumerando, se basan en conceptos que no tienen todavía explicación por la ciencia, conceptos como chakras, canales energéticos, cuerpos sutiles, etc. y las personas encuentran algún tipo de beneficio psico emocional, pues deciden practicarlas, ¿curioso, cierto?

¿Crecimiento interior? El camino del Zen, del bushido, del gnosticismo, del cristianismo, del yoga, del sufismo, el camino de la mayoría de las escuelas religiosas, místicas, iniciáticas o espirituales de todos los tiempos, se están comercializando. El camino para llegar al alma, el camino para encontrarte con tu espíritu y encontrar tal vez la respuesta a la pregunta ¿Dios Existe?, se comercionaliza. Sí, las personas comercializan y venden esto, fuera del ámbito sacerdotal de cada cultura, para dar a otros un camino a seguir.

Sumo y sigo, ¿qué da valor entonces a algo? Sus benéficos económicos o sus resultados concretos, porque si algo se comercializa y funciona su venta, o bien es estupendo, o nos han engañado a todos. Entonces, ¿hasta qué punto son beneficiosos los métodos alternativos?

Puedo seguir enumerando nuevas técnicas que se basan en fundamentos orientales antiguos con nombres anglosajones comerciales, o técnicas que se están comercializando fuera del ámbito de tener una titulación específica, que acredite esos conocimientos. Pero todas estas técnicas, se orientaban a tener una mayor calidad de vida, y de ellas surgió un conocimiento que estimulaba la recuperación de la salud.

Unos conocimientos qué en la mayoría de los casos, no tienen aún explicación científica y que cada persona vive o somatiza en si misma a lo largo de su experiencia. Siendo esta experiencia, lo que es real para dichas personas y en las que se basa su titulación no especifica y no especializada, como tampoco avalada.

¿Qué puedo decir? A un pastor le sirve su experiencia para aprender a pastorear. ¿Quién soy yo para arrojar una piedra en el tejado de nadie?

Médico, sacerdote, policía, juez, abogado, enfermero, enumeran estas palabras a personas que tienen una profesión avalada por unos conocimientos. Puedo seguir enumerando profesiones. Pero en este caso, hablemos de lo que cuesta ser médico, porque de algún modo el conflicto se sitúa entre la medicina moderna y las terapias alternativas.

 

Creo que primero sueñas con ser médico, y luego decides que ayudarás a todos por tu juramento hipocrático. Es decir, eres un ser humano al servicio de la humanidad en su conjunto, y en base a esto, estudias. Estudias numerosos años, para poder ejercer una profesión en la que desarrollarás tu experiencia profesional.

Sus detractores podrían decir que los libros o la farmacopea que usan, no es adecuada en función de sus creencias, incluso que les son dados por las corporaciones para mantener una línea de negocio, pero sea como sea, estas personas invierten toda su vida en su profesión. No dejan de estudiar nunca y desde el primer momento, se ofrecieron a servir al prójimo con sus conocimientos y con un afán innato, para salvaguardar su vida.

¿Es coherente entonces que escriban una carta a la ministra de sanidad, quejándose de la “salvajada” que han contemplado en las imágenes de twitter?

Si, por supuesto que es lógico, dentro del rigor científico y la coherencia médica, es ético el proponer estas bases a la ministra para terminar con los “barberos” de este siglo.

A día de hoy, la ciencia médica es la que determina que es medicina y que no lo es. Claro, tienen mucho cuidado en esto, pues son la ciencia, y les costó muchos años de esfuerzo salir de la superstición, para poder fundamentar unas bases universitarias sobre las que doctorarse como colegiados. 

Ahora bien ¿Qué significa tener libre albedrio?

Hace unos años, una amiga mía me explicaba qué si tenía un papiloma de carácter negativo en el útero, no se trataría con quimio, ni con radio, pues en función de cómo ella pensaba, no quería pasar por eso, ella decía, que prefería morir y paz amen. Como mucho, buscaría remedio en terapias alternativas, por ver si tenía cura, pero no se pondría en manos de la medicina para recuperarla o sostenerla farmacológicamente. Yo la escuchaba y sufría. Si se daba ese caso, la perdería. Ella, no estaba considerando usar todos los medios a su alcance, medicina y técnicas alternativas para intentar paliar un problema de salud. Yo sufría, sí, porque ella no aceptaba el beneficio de la medicina, como una oportunidad de sanación, aún dentro de vivir los efectos secundarios de los fármacos.

Yo, sufría porque la podría perder, sufría porque no quería perder a más personas que amaba, y, sobre todo, me irritaba muchísimo, la falta de coherencia mental en función de su sistema de creencias. Pero, la tenía que respetar, pues en su sano juicio, elegía libremente lo que quería que fuera de ella y como quería vivir su final, enfrentándolo con valentía y mirando a la muerte cara a cara.

Muchas personas en su sano juicio, libremente, fuman y beben, con los efectos secundarios que puedan tener estas acciones, lo eligen así, ¿quién soy yo para decirles que no lo hagan o para advertirles que el fumar mata o que el beber provoca determinados efectos en el cuerpo humano? ¿Quién soy yo, para derivarles a un profesional? Están eligiendo quemar etapas de su vida y aprender de esa experiencia con libertad. Dentro de mi criterio pueden estar equivocados o no, pero es su libre albedrio. Un libre albedrio, muchas veces condicionado, que determina qué quieren hacer con su vida, y, ¿de quién es su vida? Suya, ¿les tengo o les puedo proteger de sí mismos por mucho que les ame? No, no puedo y no debo, está en sus manos ser responsables de cómo quieren vivir, para que con los años sepan, cómo han elegido morir, en base a la vida que han vivido y al conjunto de las decisiones que fueron tomando.

Sí, es coherente que pongamos el grito en el cielo y clamemos, sí, pero no nos engañemos. Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

He leído de todo en los últimos días, desde el comunicado a la ministra, y he visto a personas cubrirse las espaldas para no ser enjuiciados por el entorno científico en base al trabajo que tienen. Sigo oyendo como la gente echa por tierra a “curanderos” y cómo se niegan a sí mismos lo que fueron, para quedarse en un lado de la postura y tener su sitio en el ámbito sanitario. Contemplo como algunos médicos dejarán a un lado un criterio alternativo, que tal vez pudiesen tener, en base a no ser vistos como “pseudo doctores”. Vamos, que los titulares de los diferentes medios han vendido lo suyo y, sobre todo, han creado posturas de rechazo, intentando tal vez vender más ejemplares.

Desde mi perspectiva, creo que he pasado de la postura del creyente en todo, a la postura del empirista más realista en hechos concretos, negando todo. Después pasé a la postura del creyente empírico, es decir, tuve una apertura de conciencia en base a los hechos. En ese tránsito, he visto cosas que la medicina no puede explicar, he visto curar una poliartritis reumatoide seropositiva en treinta segundos. He visto curar un nuevo caso de poliartritis reumatoide seropositiva en tres sesiones de 50 minutos. He visto movilizar brazos congelados en minutos y en segundos, terminar con lumbalgias y dolores varios en poco tiempo y todo sin ningún tipo de masaje, pues según me explicaba la persona, suponía intrusionismo en la profesión de los fisioterapeutas. He visto retirar dolores en segundos, retirar migrañas y paliar sintomatologías de fiebre en unas horas. He podido ver como retirar un catarro en pocos minutos y muchas cosas más, qué a mi criterio, cualquier persona rechazaría creer, tal vez por insólitas y no explicables. Esto, como poco, puedo afirmar que lo he visto en el ámbito de la sanación y para esto, la ciencia no tiene una explicación a día de hoy. Pero yo lo he visto, y sé que no miento. Entiendo que la ciencia no puede comprobar con rigor científico estos hechos, por lo cual, tampoco le sirve como modelo de estudio y testeo, para incorporarlo al sistema sanitario, pues más bien, son hechos puntuales y tal vez insólitos. Pero, si al menos una persona es capaz de hacer esto sobre otra, y los resultados son medicamente cuantificables, y se ha comprobado la recuperación del paciente por sus propios médicos, podría estimar qué, en determinados casos, las terapias alternativas son viables y tienen un factor de éxito en función de la causistica del paciente y de la labor o los conocimientos del sanador en cuestión.

 

Lo que también he visto es el engaño, la manipulación, vender humo en función de la necesidad de la persona y ser un “saca cuartos” y entiendo qué, por estos y por otros que alimentan la parodia, el sistema alternativo, hace aguas a todos los niveles. Como también, por ver, he visto como medios escritos desprestigiaban a la acupuntura China, incluyéndola con el resto de terapias alternativas, mal informando al usuario y encauzándolo, cuando la OMS (Organización Mundial de la Salud), en su informe: “Acupuntura: Revisión y análisis de informes sobre ensayos clínicos controlados” ya se ha pronunciado al respecto, explicando en qué casos considera acertada la acupuntura por tener éxito en su tratamiento. De hecho, conocemos como en la medicina tradicional china, la acupuntura es un medio de tratamiento a los pacientes.

Entonces, ¿no es un timo? Pero, ¿por qué estos medios se ven en la forma de rechazar esta técnica milenaria?

Se me ocurren dos motivos. Uno, que haga acupuntura cualquiera que no esté titulado como médico en China, desprestigiando el rigor de la misma, y dos, qué para mantener la coherencia de sus artículos, tienen que rechazar la acupuntura, pues aceptarla implica aceptar que el cuerpo humano, está irrigado por canales energéticos, qué a día de hoy, la ciencia no ha podido constatar como real o cierto. Por lo tanto, si aceptan la acupuntura, tienen que aceptar, o no criticar a otras técnicas que se basan en modos insólitos de cuidados, como es el Reiki, o cualquier terapia energética.

Aceptando, que tampoco pueden demostrar con rigor científico, lo que realizan estas técnicas energéticas. El fondo de los escritos, creo yo, el miedo a lo desconocido, tal vez, o la política de mercado, quién sabe, condicionar el pensamiento social generando aprehensión, muy riguroso, o que, lo desconocido arrastre a muchos, a perder el control que tienen sobre ellos, mediático y captacional.

Por lo tanto, seamos coherentes y razonemos con lógica, veamos en que manos nos ponemos y no, qué miedos o necesidades tenemos. Observemos las características de la persona que nos cuida y empoderémonos de la responsabilidad de nuestras vidas y de nuestras decisiones, sabiendo que está en nuestras manos y cuando dependemos de otros cuidados.

Muchas veces escucho que los fármacos no son adecuados o que la medicación no es buena, escucho a personas de las “ciencias alternativas”, quejándose de la medicación y no lo entiendo, pues todo suma a favor del paciente para que esté mejor en base a sus circunstancias. Suman y siguen, echando por tierra las vacunas, por los metales pesados, o porque no son adecuadas, en lugar de ampliar sus conocimientos para saber realmente qué hacer con las vacunas. Y así todo. Desde mi modo de pensar, hay mucha creencia y gran ignorancia del potencial real del ser humano y de sus capacidades. Considero que preferimos a ratos vivir desde el miedo, que ser quién realmente somos con toda nuestra capacidad. También es cierto, que otras veces nuestros miedos son tan intensos, que no nos queda otra, que vivir desde ellos y que sea lo que Dios quiera.

Hace poco estaba recogiendo las manzanas de mis frutales, almacenándolas para su conserva, separadas, sin tocarse unas con otras, y con cuidado de no haberlas golpeado antes, para que no se estropearan. Pues colocadas de este modo, las manzanas tienden a arrugarse, a consumirse, (envejecer), pero una gran parte de su contenido es aprovechable y no se malhadan, aunque pasen un par de meses, sin estar en una cámara frigorífica.

Con esto, le dije a mi mujer, que qué lástima, que las personas no aprendan de la conservación de las manzanas, pues se lastiman unas a otras, se golpean y permanecen demasiado “apegadas”. Se causan traumas por no saber conservar su independencia, su libertad, saber ser. Por esto surge el concepto de la sanación, de la medicina, de los remedios naturales, de la farmacología. Los fármacos son lo que son, en el prospecto te pone lo que hacen y te explica lo que tienen y “san google” está ahí para que busques más información del fármaco que tomas, pero, te lo han pautado en función de una decisión, de un criterio de una persona que lleva años estudiando, tiene una experiencia y además ha firmado un juramento hipocrático para cuidar de tu salud. Considero que el paciente por su vida, ha llegado a un punto en que su sistema vital tiene que ser coayudado por algo externo y en función de sus creencias, elige la farmacología como alternativa. En ese nivel de conciencia es su solución, y es correcta. Para muchas personas es lo que les mantiene con vida, o les permite tener calidad de vida. Otras personas pueden abordar la solución al trauma, desde otra perspectiva en función de sus creencias, pero la persona que recibe el cuidado, tiene un nivel de conciencia especifico, y tal vez le va mejor seguir tomando su medicación que le aporta estabilidad, a la par que seguridad, mientras se expone a cualquier cuidado paliativo alternativo.

Considero que el sanador, el doctor en medicina, sea quien sea, tiene una responsabilidad y con ello, una sabiduría para saber respetar la libertad de cada ser humano, su libertad de elegir, también ha de conocer sus límites y lo que no puede hacer por esa persona y expresárselo con naturalidad. Y por supuesto, debe tener claro que todos a un lado y a otro, somos humanos, y cometemos errores, y en este caso, puede implicar la muerte de una persona. Así pues, ser médico tiene unos condicionantes psicológicos y una exigente presión de hacer las cosas bien, evitando con ello, cualquier sufrimiento humano. Y esto, el compromiso de cada uno para ejercer su labor con toda su profesionalidad y volcando todo su afán, es digno de respeto y de elogio.

Con todo y con eso, por muchas creencias, miedos o consejos, no recomendaría a nadie que dejara una medicación pautada por su facultativo, antes bien, la derivaría a este facultativo a considerarlo con él. No buscaría prometer nada a nadie, antes bien, me formaría en llevar paz a las personas en sus últimos momentos, para yo saber enfrentar la realidad de la vida. Al final del camino, se muere. El sentido de la coherencia, ha de primar por encima del miedo de la persona o de la ausencia de un juicio claro, en función de sus circunstancias. La búsqueda del dinero no ha de servir como excusa para engañar a un ser humano en esas circunstancias.

Por último, considero mi deber, recordaros a todos los que leéis estas líneas, que tenéis alma, y es ésta, la que elige cuando se acaba nuestra vida, y nadie puede condicionarla en esa elección. Cuando dije que no hay dos pacientes iguales, implicaba no solamente que las premisas sintomatológicas, y los condicionamientos de cada cual son distintos y pueden dar pie a resultados diferentes, también quería expresar que las personas tienen alma, y las decisiones del alma no entran dentro de la lógica coherente de la mayoría de las personas. El universo tiene otras medidas con las que rasa la vida.

Libertad como alternativa, supone también una apertura de conciencia de cara a respetar la elección de cada uno de vivir su vida como quiera, eligiendo con libertad exponerse a vivir aquello que les puede aportar sus respuestas, esas respuestas que sólo ellos necesitan. Supone no encerrarnos dentro de nuestro credo, y salir de nuestra zona de confort, para saber respetar la libertad de cada uno a experimentar la vida en función de sus creencias, tratando de tener una “empatía” conceptual de su credo. Supone un respeto a la libre elección de cada cual de responsabilizarse de su vida y elegir como quiere vivir. Todos sabemos que la vida no es sencilla, si consideramos la educación de nuestros hijos, sabemos que se exponen, no solo a nuestros consejos y cuidado, sino que también están expuestos a su entorno social y al sistema al que pertenecen. Por lo cual, la vida no es color de rosa, y tenemos que esperar con confianza que nuestros hijos aprendan por si mismos lo que nosotros ya tal vez hemos vivido. Ese respeto hacia su libertad de aprendizaje, es lo que expreso en el título de este artículo, “La Libertad como Alternativa”.

El libre albedrio, la libertad de elegir en cada etapa de nuestras vidas, es a mi entender, la máxima que rige este universo, y sobre la que se fundamenta la ley. Un libre albedrio respetuoso con el prójimo, sabiendo que tus deseos individuales condicionan la elección de las personas de tu entorno y qué desde esta libertad, cada uno con sus principios, su moralidad, su ética y con la responsabilidad de saber, que su vida es suya, y solo suya, ha de poder elegir que quiere hacer con ella.

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