Consciencia, es esa parte de nosotros que nos dice lo que está bien y lo que está mal, es esa voz en off que a ratos nos dice que lo que hacemos no es correcto, pues con todo y con eso no siempre seguimos a nuestra conciencia, lo que nos hace ser inconscientes o sentirnos un tanto impropios ante lo que vivimos.
Este artículo nace de un cúmulo de casualidades, a veces no sabes cómo surgirá un artículo relevante que sea de interés general y que genere conciencia social. Hace pocos días tuve que ir a una farmacia de guardia un poco pasadas las ocho de la tarde. La farmacéutica me dio el medicamento, aún no se había ido a casa y es que al ser una localidad pequeña, dejaba el teléfono en la puerta de la farmacia para atender las urgencias. Se fijó que faltaba el referente de receta de urgencia, pues según me contó tenían que tener ese etiquetado las recetas para dártelas en horas de guardia. Me explicaba que sin este etiquetado no tiene obligación de servirte la receta. Mientras dialogaba me ponía como ejemplo que muchas noches de fin de semana y festivos, la llamaban jóvenes solicitando la píldora del día después. Ella las decía que volvieran al día siguiente, pues tenían tiempo para tomarla y no era en si algo de urgencia, de hecho en la actualidad se dispensan sin receta prescrita por un facultativo y cualquier persona puede adquirirla aun siendo menor de edad.
Esto me hizo pensar en los cambios sociales de comportamiento sexual que se están produciendo en España, según la opinión de la farmacéutica, más chicas hacen sexo sin preservativo, y conocen que disponen de la píldora del día después. ¿Es la carencia económica de algunas familias lo que las lleva a no adquirir preservativos? ¿Implica que los jóvenes que se ven en situación de hacer el amor o tener una sexualidad activa son conscientes de poner freno en ese momento si no tienen preservativo o en su lugar lo realizan buscando la marcha atrás sin ningún tipo de protección? ¿Les ayuda saber que está la famosa píldora postday por si acaso eyaculan en la vagina?
No sería hasta tres semanas después cuando este artículo empezó a tomar forma en mi cabeza y todo sucedió después de estar esperando mi turno en la caja de una sucursal bancaria, al mirar en la mesita auxiliar vi un medio de prensa local, este se hacía eco en portada del número de abortos en la provincia de Soria indicando que era el mínimo de los últimos años.
Este hecho sumado al comentario de la farmacéutica me hizo asociar ambos hechos, la juventud tomaba más píldoras y evitaba abortos posteriores. Pero si mi razonamiento era adecuado, tendría que estar aumentando el número de enfermedades de trasmisión sexual por el no uso de los preservativos. Además habría una serie de factores que favorecieran el uso de la píldora del día después, y la disminución del uso de los preservativos, que no solo fuera el placer del contacto durante la sexualidad. Lo primero que me vino a la cabeza fue la crisis económica que atravesamos, esta podría estar afectando a los jóvenes a la hora de comprar preservativos, de modo que tendría que indagar sobre los costes de la píldora frente a los preservativos.
Me fui caminando a la farmacia más cercana a preguntar y tras una charla con la farmacéutica, me explicó que tenía dos tipos o marcas de píldoras, una más barata que la otra, a 18,95€ la primera y casi 25€ la segunda y la diferencia de coste entre las dos estaba en que la primera era una medicación que se podía tomar hasta 3 días después del acto sexual y la segunda hasta 5 días después. Mientras que los preservativos los puedes encontrar desde 8 euros y a las malas siempre encuentras algún dispensador de unidades sueltas a un euro en muchos locales de copas. Entonces tal vez no fuera la crisis, la diferencia de precio facilitaría el uso del preservativo frente a la píldora. ¿Qué está sucediendo entre la gente joven? ¿No conocen los riesgos de tener sexo al natural un día sí, otro también, con distintas parejas?
La buena mujer me explicaba que en las fiestas populares se disparaba el número de pedidos que la hacían de la pastilla anticonceptiva los jóvenes, mientras que los adultos a los que se les rasgaba el preservativo, no pedían tanto dicha píldora y asumían las posibles consecuencias. También me indicaba que desde que los médicos no la prescribían no había freno para los jóvenes, los cuales no tenían que encarar a nadie a la hora de tomar la decisión de tomar la píldora.
Y considero que es un tema candente cuando en las últimas fechas el Papa Francisco otorgaba a todos los sacerdotes la potestad de liberar del pecado del aborto a los fieles a la iglesia católica, sabiendo que quien busca la expiación de su pecado es porque de algún modo siente una culpabilidad y un arrepentimiento. ¿Estaría planteándose su santidad que la intencionalidad del uso de la píldora del día después justifica la excomunión por parte de la iglesia de todos estos jóvenes, valorando esta píldora anticonceptiva como “técnica abortiva”? ¿Será una forma de acercarse a la población joven que empieza a huir de las iglesias y ante su promiscuidad, tratar de hacer menos punible la actitud de la iglesia frente a la conciencia anticonceptiva de los jóvenes? ¿Está la iglesia minorando su postura de toma de conciencia para sus fieles? ¿Es un acercamiento, pues si los excomulgan los pierden?
El caso es que la píldora llegó a las farmacias españolas en 2001 y fue siendo liberada cada año en un número mayor de unidades, fue recibida con aplausos por unos, pero también hubo críticas, algunas muy duras, como las formuladas por la Conferencia Episcopal del 2001, de la cual podéis encontrar lo que se expuso en internet, este sínodo la calificó de «técnica abortista». Por ello, muchos médicos y farmacéuticos pidieron la opción de objetar para no colaborar en su utilización. Es curioso pero el ámbito legal de la objeción de conciencia en este caso es ambiguo, opinión propia que me queda tras leer el BOE-A-2015-8639, donde se puede leer el proceso judicial de un farmacéutico sevillano por su objeción de conciencia ante la dispensabilidad de este fármaco y como el proceso llego al tribunal Constitucional. Además la persona que introdujo el fármaco en el sistema sanitario bajo el epígrafe de píldora anticonceptiva de urgencia tenía muy claro el posible vacío legal y la regulación del sistema jurídico español.
Con todos estos aportes llegaba la hora de documentarse, tener datos fehacientes de lo que está ocurriendo y adonde nos conduce. Por todas partes había indicios que la población joven está recibiendo menos educación sexual y ante la ausencia de fe o búsqueda de valores religiosos y unos facultativos que expendieran recetas, o centros de planificación familiar que contemplaran cada caso, no tenían un freno que les hiciese tomar conciencia de lo que significa su libertad o libre albedrio a la hora de decidir, ¿decidir? Uno si hacer el amor o practicar sexo con o sin protección y dos eliminar cualquier riesgo de embarazo no deseado si se produce una eyaculación en el interior de la vagina. Es más, la libre disposición no regulada implica que en muchos casos los padres o tutores no son conscientes de la toma de decisión del menor o de la hija de tomar dicha pastilla pudiéndoselo ocultar, con lo cual el freno paterno y la educación sexual en el ámbito familiar puede quedar excluida.
Pero ¿qué edad puede tener la persona que acude a por la píldora? ¿Cuál es el límite de edad? ¿Qué edad tiene la mujer que toma la decisión de evitar un embarazo no deseado? ¿Quién la asesora? ¿Quién la impedirá repetir este hecho más a menudo?
Con la regulación vigente, no queda establecido, cualquier menor puede adquirir la píldora en una farmacia. El alcohol y el tabaco tienen su regulación, la píldora del día después no, luego no tiene que tener riesgos derivados de su consumo y ser inocua para la salud, ¿cierto? No, a decir verdad tiene sus riesgos como veremos después. Lo que me parece insólito es que no haya una legislación que la regule y su utilización se haya extendido a todos los países incrementándose su consumo y esto me hace preguntarme ¿Por qué favorecer que este fármaco prolifere sin control legal alguno?
En Septiembre del año 2009 se liberalizó en España la píldora del día después, ocho años después de su comercialización reglada, significativamente en ese año el número de abortos fue de 112.000, unos 4000 menos que el año anterior (115.812); y era la primera vez que este número descendía desde 1997. Trinidad Jiménez, Ministra de Sanidad y Política Social de España por aquel entonces, acusó el descenso a la venta sin receta médica en las farmacias de la llamada píldora del día después. Sera cierta esta afirmación ¿consiguieron esos 4000 abortos menos en solo los últimos cuatro meses del año? De ser así, podríamos presuponer que el número de abortos tenía que haber disminuido los años siguientes, ¿es esto cierto?
En España la evolución del número de abortos, según las estadísticas del Ministerio de Sanidad, es la siguiente:
Año número de I.V.E.
2008 115.812
2009 111.482
2010 113.031
2011 118.359
2012 112.390
2013 108.690
2014 94.796
2015 94.188
(*I.V.E.: Interrupción Voluntaria del Embarazo)
En base a estos datos, la ministra tenía unas posibilidades muy altas de que la disminución del número de abortos se debe a esta pastilla anticonceptiva de urgencia.
Pero ¿qué les lleva a los jóvenes a arriesgar su salud y exponerse a enfermedades de transmisión sexual (ETS), manteniendo relaciones sexuales sin medios preventivos? Podríamos decir que la crisis económica ha hecho que se reduzcan las campañas informativas por unos años y por ello nuestra población joven no tenga una idea clara de los riesgos que corren por exponerse a una sexualidad natural sin asegurarse de si su pareja sexual tiene algún tipo de enfermedad de transmisión sexual.
Busquemos datos, ¿está realmente aumentando el número de contagios de ETS a la hora de tener sexo? Si nos centramos en el año 2009 y 2010 en los cuales empieza la disminución del número de abortos y consideramos este hecho asociado a la liberalización de la píldora del día después, esto tendría que ser un referente que nos indicara que las relaciones sexuales se dan sin métodos preventivos desde antes de esa fecha y que desde esa fecha en cierta medida está justificada su no utilización al evitarse la concepción de una vida gracias a la píldora postday.
Es decir el freno que tenían los jóvenes, el miedo a tener un hijo a una edad adolescente, desaparece, pudiendo hacer sexo y saber que hay algo que les impide correr el riesgo de quedarse embarazadas. ¿Justifica esta ausencia de temor el deseo de disfrutar de relaciones sexuales más plenas buscando el contacto y evitando el uso de anticonceptivos o medios de prevención de ETS?
Enfermedades como la sífilis o la gonorrea, cuya incidencia de infección en España tuvo un marcado descenso en el período entre 1995 y 2003, hasta el punto de que se consideraban prácticamente erradicadas, han vuelto a rebrotar entre la población española con marcada virulencia en los diez años siguientes. Es curioso el hecho de que en el año 2001 llegara a las farmacias la píldora anticonceptiva que poco a poco ha ido liberalizando la sexualidad natural.
Nos lleva la desinformación a practicar sexo sin protección, ¿han disminuido las campañas de información sobre las ETS? ¿Se está dejando de practicar sexo “seguro”? ¿Está creando la píldora postday, una nueva forma de interactuar con la sexualidad que puede derivar en un alto índice de ETS, enfermedades de transmisión sexual?
Si estudiamos los diez primeros años de la comercialización de la píldora postday tenemos que asociada sobre todo a la promiscuidad, los contagios por sífilis y gonorrea alcanzaron en 2010 la cota más alta en esos últimos ocho años, hasta el punto de aumentar en ese período la primera prácticamente un 300% y las infecciones gonocócicas casi un 135%. Si en 2002 había en España 734 casos de sífilis, esa cifra se ha ido incrementando hasta alcanzar en 2010 los 2.842 contagios. Y otro tanto ha sucedido con los casos de gonorrea o infección gonocócica: en 2002 eran 833 y en 2010 se habían disparado hasta los 1.897 casos. Podemos citar también cita las tasas de positivos por VIH (sida) entre los jóvenes de 13 a 20 años, que han pasado de ser el 1,8% en 2004 al 9,7% en 2009.
La Asociación para la Defensa del Derecho a la Objeción de conciencia (ANDOC) puso el énfasis en el “desconcierto moral” en que está sumida buena parte de la juventud española.
Indagando en diversas fuentes he tomado los datos de la provincia de Sevilla como referente de Andalucía, en un año, entre 2014 y 2015, ha subido hasta un 24% el número de casos de infección gonocócica declarados; un 17% los de sífilis; un 19% los de herpes genital y un 24% los de chlamydia Trachomatis, la cual puede desembocar en la esterilidad.
Hay quien afirma que “Uno de cada cuatro adolescentes va a padecer una enfermedad de transmisión sexual antes de terminar el Bachillerato” y viéndolo desde este punto, ¿no habría que aumentar las campañas de información a los jóvenes para prevenir las ETS? ¿Cuál es la actuación de los medios educativos en las diferentes comunidades autónomas? ¿Qué dinero invierten en la educación sexual de los jóvenes? ¿Está quedando en manos exclusivas de los padres el informar a sus hijos de los posibles riesgos de contagio por no uso de medios preventivos?
Cada año se diagnostican en España de 3500 a 4000 nuevos casos de VIH, esta enfermedad, letal en los años 80 y con rechazo social, ha pasado a ser una enfermedad crónica que no mata, y que pasa inadvertida, lo cual puede haber generado una conciencia de no temor al sexo sin prevención. Por otro lado el herpesvirus encabeza la lista de causantes del cáncer de cuello de útero y posee una mayor incidencia de contagios, sin embargo, tiene menos impacto mediático que el sida, y sus campañas de sensibilización no proliferan.
Es imprescindible un diagnóstico precoz para evitar posibles contagios, y la concienciación del paciente para que no realice sexo sin un método preventivo, salvaguardando la salud de la otra persona. Lo cierto es que el control de las enfermedades sexuales ha empeorado con la crisis, aunque un mayor número de sanitarios están más pendientes de ellas, siendo las verrugas genitales el motivo de consulta más frecuente. Por ello es necesario sensibilizar a las personas y promover campañas de prevención.
Claro está no hay que descartar las decisiones que toman los jóvenes y muchos a sabiendas de los riesgos que corren. Podríamos considerar que más del 50% de los menores de 25 años realizan sexo sin medios preventivos y que por lo menos un 40% de estos está informado de los riesgos. ¿Hemos perdido la cabeza? ¿Nos estamos deshumanizando y nuestra salud deja de tener valor? ¿No hay miedo?
Podríamos diagnosticar que hay otros factores que promueven la promiscuidad como pueden ser las nuevas app de contactos o la facilidad con que se accede a visualizaciones sexuales en la red.
¿Sera por esto que cada vez se realiza sexo a edades más tempranas y sin protección? La edad está asociada a la falta de madurez del cuello del útero, además el acceso y uso del alcohol, las drogas y por supuesto una carencia emocional entre los jóvenes, conlleva una inhibición de su conciencia a la hora de decir no a un sexo no seguro. Todo ello asociado a la posibilidad de poder tener múltiples parejas crea un caldo de cultivo vírico para que abunden y se esparzan las enfermedades (ETS) de trasmisión sexual.
¿Ser católico practicante es un freno para este tipo de conciencia social y ayuda en parte a poner un freno a la promiscuidad y al aumento de las enfermedades de trasmisión sexual? ¿El miedo al pecado es un freno o paliativo para la promiscuidad? Podemos conjeturar que ahora la iglesia católica tal vez da muestras de un acercamiento a todos esos jóvenes que están siendo tan promiscuos, facilitando a todos los sacerdotes la condonación de la pena del pecado del aborto, cuando antes solo estaba en manos de obispos y del propio Papa. Pero de ser esto cierto ¿por qué? El fallo de su conferencia episcopal nos dejaba entrever que la píldora postday era en parte una técnica abortiva, su proliferación en los últimos años entre la juventud católica y aquellos jóvenes sin una conciencia religiosa, estaría suponiendo un porcentaje elevado de jóvenes que por el uso de la píldora estarían incurriendo en una técnica abortiva desde el punto de vista de la iglesia y la protección del naciturus, lo cual lleva asociado incurrir en pecado. ¿Se habrán encontrado los sacerdotes, confesores de esta juventud muchos casos de esta índole y empiezan a tener problemas de conciencia pues no saben si pueden administrar la disolución o expiación del pecado del aborto, el cual solo estaba en manos de obispos y de su santidad?
¿Cuál ha sido desde siempre la postura de la iglesia ante el aborto? La postura de la iglesia católica ha sido desde siempre la de condenar el fin de cualquier vida sea en el momento de la concepción o después.
El canon 1398 del Código de Derecho Canónico de 1983, actualmente en vigor, define en el derecho de la Iglesia Católica el delito de aborto. Este es su tenor literal: “Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae”. Este canon protege la vida del ser humano, desde el momento de la concepción. La iglesia católica no ha variado su postura condenatoria y su freno para que sus fieles tomen conciencia del valor de la vida, pero ha otorgado a todos sus sacerdotes la potestad de legislar ese pecado cuando antes quedaba en manos de los obispos y de su santidad. Y la juventud ¿que pone por delante, el sexo o el temor a la excomunión? ¿Quedarse embarazada en un rollo de una noche y que su familia la vea con otros ojos o ser excomulgada?


Entonces ¿consideramos la píldora del día después un medio anticonceptivo o una técnica abortista? ¿Qué sabemos de ella? ¿Qué riesgos tiene?
La pastilla postcoital o píldora del día después es un anticonceptivo de emergencia de última generación, se puede pensar que es un método de planificación familiar porque ayuda a evitar un embarazo cuando no se han tomado medidas o estas han fallado. Para que este medio sea eficaz tiene que tomarse antes de las 72 horas después de la relación sexual aunque hay pastillas que dan resultado hasta cinco días después, sabiendo que la eficacia de esta píldora se reduce cuanto más tiempo pasa tras la realización del coito. Esta pastilla no provoca un aborto si se toma cuando la paciente ya está embarazada aunque si es en las primeras etapas podría tal vez producir un problema en la implantación del ovulo fecundado. Por ello no es catalogado como un medicamento abortivo sino un anticonceptivo.
Esta pastilla contiene hormonas las cuales además de inhibir la ovulación si se administra a mitad del ciclo, hace más difícil que los espermatozoides lleguen al ovulo pues altera la motilidad de la trompa.
Esta píldora también hace que la membrana del útero se vuelva más delgada con lo cual los óvulos fertilizados no pueden adherirse al útero. ¿Crea esto un riesgo? En cierta medida si, se puede dar el caso de que el ovulo se adhiera, pudiendo no quedar colocado de forma adecuada. Además entre líneas leemos que está moviendo fuera del cuerpo un ovulo fertilizado, lo cual para diferentes credos religiosos y filosóficos y en ciertos ambientes médicos implica concepción de la vida y por lo tanto aborto de hecho como por ejemplo evidenciaron los presentes en la conferencia episcopal de 2001.
Y si esta pastilla se toma antes de la ovulación, sus hormonas impiden la liberación del ovulo, provocando un efecto anovulatorio. Esto se une al efecto antiimplantatorio anteriormente descrito impidiendo el desarrollo del embarazo.
El efecto de una pastilla dura entre once y quince horas y se elimina principalmente a través de la orina. Una mujer que vuelve a tener relaciones sexuales unas dieciocho horas después de tomar la pastilla, no estará protegida en esa segunda relación. Su toma puede provocar nauseas o vómitos, dolores en la zona baja del cuerpo y otros efectos leves derivados de su ingesta. Has de saber que si vomitas al poco rato de tomar la pastilla, debes repetir la dosis. Descubrirá que este método anticonceptivo ha funcionado correctamente porque una o dos semanas después de tomar la pastilla tendrás el periodo menstrual, aunque valora en todos los casos no descartar una prueba de embarazo.
Si la persona padece una enfermedad grave de tipo cardiovascular, no deberá tomarla sin consultar antes al médico. Se estima que si se toma la píldora cuando ya se está embarazada no ocasiona daños al feto.
Vista esta información podemos considerar que su uso no tiene riesgos fisiológicos salvo que se produzca una implantación inadecuada, cosa que según algunos es poco probable, pero puede tener riesgos psicológicos si consideramos que la concepción del ovulo que no se adhiere al útero y es expulsado tiene vida, aunque no sea en sí mismo un embrión ya formado o un feto en desarrollo.
Hoy en día los mejores y más imparciales estudios filosóficos y médicos no dudan en afirmar que la vida humana comienza en el momento de la concepción. Y si volvemos al referente anterior, el canon 1398 castiga con excomunión latae sententiae a quienes procuren el aborto, si éste se produce. ¿Podríamos considerar la píldora postday como técnica abortiva cuando se da el efecto antiimplantatorio? En ese caso, según su código legal, ¿sería consciente la iglesia de que hay un porcentaje de población muy elevado excomulgado? Y ¿Les ha inducido este hecho a facultar a más colegiados para tener legitimidad en exculpar del pecado del aborto? Pero lo de la iglesia que quede en la iglesia.
Por otra parte desde el ordenamiento jurídico esta fertilización sin implantación no está regulada como una vida en sí misma, sino un pre-embrión sin amparo legal propiamente dicho, siendo el embrión posterior el que si adquiere presencia jurídica y se acoge a la protección del naciturus por la ley.
Conceptuaciones ambiguas en cuanto a cuando se ocasiona la vida en si misma dan pie a que este marco y su reglamentación quede muy en entredicho dando pie a acogernos a cualquier postura tanto para su defensa como para su rechazo.
Nos encontramos en España y no he querido entrar en una valoración comparativa con otros países, pero la realidad de la píldora postday podría ser la siguiente: Es un método anticonceptivo que ha co-ayudado a que la conciencia de los jóvenes no tenga temor alguno a realizar sexo sin medio preventivo contra el embarazo. Esta ausencia de freno, unida a que se puede obtener a cualquier edad y sin prescripción de un facultativo del ramo de la sanidad conlleva que ni la legislación vigente que la afecta ni los propios médicos ponen freno a la conciencia de los jóvenes para condicionar su uso y promover el uso de medios anticonceptivos. Y digo co-ayudado porque en ausencia de una legislación que no la liberalice y regule su edad de consumo y su distribución, se ha promovido una conciencia sexual más promiscua. Una conciencia que gracias a la crisis o justificada por esta, tiene menos canales de difusión donde se sensibilice de la necesidad del uso de métodos preventivos para evitar enfermedades de trasmisión sexual.
Todo ello unido a las nuevas app que facilitan el tener sexo con desconocidos cercanos a tu ámbito de residencia, el acceso más libre a todo tipo de reproducciones sexuales en la red y la menor edad de los jóvenes que practican sexo, hacen que la juventud no encuentre frenos a la hora de practicar sexo no seguro. El hecho de catalogarla como píldora no abortiva, deja fuera el freno de las corrientes religiosas que pueda tener la persona al no incurrir en pecado grave. La no información a los padres o tutores del menor de la compra de la píldora por su hijo puede también dejar fuera el freno de la propia familia a la hora de buscar tener relaciones sexuales no seguras. Por todo ello estamos liberalizando la conciencia sexual más promiscua de las personas que desinhibidas por el alcohol, las drogas, el éxtasis del momento, disponen de un recurso, la píldora postday que les libera del temor a un posible embarazo, provocando una conducta más libertina y sin freno alguno, permitiendo que las enfermedades de trasmisión sexual empiecen a crecer considerablemente.
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